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SOCIEDAD CÍRCULO BÉTICO DE SEVILLA circulobetico@yahoo.es

El Cid: "Ser betico es un actitud ante las cosas de amor y fidelidad incondicional, por lo que te llega a dar igual todo"

El Cid: "Ser betico es un actitud ante las cosas de amor y fidelidad incondicional, por lo que te llega a dar igual todo"

CIRCULO BETICO

 

Manuel Jesús El Cid nace en Salteras (Sevilla) en 1974 en el seno de una familia torera y bética. Desde muy pequeño sabía que su destino era ser torero, y para ello se preparó y entrenó sin dejar de seguir a su Betis. En el Villamarín se presenta con 7 años, y en la Maestranza lo hace con 25 para demostrar a todos su valor y torería. En el 2000 toma la alternativa y comienza su carrera hacia el éxito. Pero el año que va a marcar su vida será el de 2005. El Domingo de Resurrección sale por la puerta del Príncipe por primera vez tras cortar tres orejas y unos días más tarde volvería a repetir éxito cortando otras tres orejas en la Maestranza. En el mes de junio, sale a hombros por la puerta grande de Las ventas de Madrid, consagrándose como máxima figura del toreo, y el 11 de junio asiste a la final de Copa para presenciar la victoria del equipo de sus amores. El año triunfal de 2005 acaba para El Cid, tras cortar la temporada por un percance, viendo jugar al Betis en la Champions League. El Cid es el más claro ejemplo del triunfo del arte bético en la vida.

 

Para un bético reconocido como tú, me imagino que 2007, en el que el Betis cumple 100 años de Historia, será un año especial

 

Es un año especial para todo el beticismo. Es importante que todos los aficionados apoyemos a nuestro equipo en este año tan bonito para la entidad y para el mundo verdiblanco. El Betis es un equipo grande, aunque ahora esté pasando una mala rachilla, como le sucede a todos los grandes equipos.

 

Al hilo de lo que dices, ¿piensas que es necesario separar y diferenciar la situación que está atravesando el equipo con la celebración del Centenario?

 

Por supuesto. No tiene nada que ver una cosa con la otra. Lo que todos quisiéramos es que el Betis haga este año una temporada extraordinaria, aunque  sí digo que las temporadas en el fútbol son como las taurinas, no son como empiezan sino como terminan. Quedan muchos partidos y esperemos que el equipo haga honor al Centenario, que sólo ocurre una vez en la Historia y  somos nosotros los que hemos tenido la oportunidad de vivirlo. Esperemos que esté a la altura y acabe la temporada como se merece.

 

¿Vas a participar activamente en los actos del Centenario?

 

Todavía estoy terminando la temporada taurina. Pero sí me gustaría participar en algunos actos dentro de mis posibilidades y mientras mis compromisos me lo permitan.

 

Haciendo un poco de Historia, y para que los aficionados conozcan mejor a El Cid bético, ¿cuáles son los primeros recuerdos que tienes del Betis?

 

La primera vez que fui al campo era muy pequeño, tenía unos 8 años y fue con mi tío Pedro. Me acuerdo de Gaby Calderón, y del buen equipo que tenía el Betis. A mi me impresionaban los grandes jugadores y ese antiguo campo, lleno hasta la bandera siempre. Me acuerdo de la solera que tenía el Benito Villamarín, era muy bonito y a veces lo añoro.

 

¿Cuáles son los jugadores del Betis con los que más te has identificado?

 Gabriel Humberto Calderón para mi ha sido un jugador que ha marcado una época muy bonita en el Betis. Recientemente, me gustaron Finidi y Jarni, y por supuesto Joaquín. Pero no quiero dejar de nombrar a Alfonso, que es amigo mío, y creo que ha sido un jugador que, sin ser de Sevilla, ha sentido los colores del Betis como nadie. 

¿Estuviste  viendo en el campo las dos últimas finales de Copa del Rey, contra el Barcelona y Osasuna?

En la que perdimos contra el Barcelona en el Bernabéu no pude estar, pero sí estuveen la grada del Calderón el histórico 11 de junio de 2005. Disfruté muchísimo, a pesar de que se puso complicado cuando empató Osasuna. Pero al final hicimos méritos para llevarnos la Copa a Sevilla.

  

¿Tuviste la oportunidad de viajar por Europa con el Betis en la Champions?

Estuve toreando durante todo el año y no me pude permitir viajar a Liverpool, Londres o Anderlecht,  pero sí estuve en el partido en el que ganamos 1-0 al Chelsea en casa. Este es de los mejores partidos que vivido en toda mi vida, ya que fue en Liga de Campeones. Nunca habíamos llegado a jugar en la “liga de los elegidos”, donde están los mejores jugadores y equipos del mundo. El Betis estuvo en ella, lo que supone un mérito tremendo y una gran alegría para la afición.

  

¿Estás de acuerdo en que el Betis es mucho más que un sentimiento?

Ser bético, más que un sentimiento, es un actitud ante las cosas de amor y fidelidad incondicional, por lo que te llega a dar igual todo. Si se va mal no pasa nada, si se va bien se desborda el sentimiento. El Betis tiene arte para embaucar y para atraer. Pero lo más importante es el sentimiento conjunto del beticismo. Ese es el motor del Betis y el que hace que el Betis sea diferente a los demás. 

 

¿Por qué la mayoría de los toreros sois béticos?

Arte es sinónimo de bético, aunque también hay buenos artistas y toreros que son de otros equipos. Pero sí es verdad que muchos toreros somos béticos, porque el Betis atrae como una droga, te metes y es imposible salir de ahí. Y todo por su simpatía, por el “ange” que tienen sus aficionados.

Real Baetis Hispalensis. Paseo por la importancia histórica del Betis sevillano.

Real Baetis Hispalensis. Paseo por la importancia histórica del Betis sevillano.

BETICISTA

El geógrafo griego de Siglo I a.C., Estrabón, ya se refiere al nombre del Río, para describir la colonización romana: "Los turdetanos, especialmente los que habitan junto al Betis, han sido completamente romanizados".
Sin embargo, el mismo Julio César, narra el nombre del Río en sus escritos sobre la toma de Sevilla ante los pompeyanos: "...Ita erumpendo naves quae ad Baetim flamen fuissent, incentunt."
Un pedestal romano, conservado en nuestra ciudad, dedicado al Procurador Sexto Julio Posesor, resalta el comercio con el aceite en nuestra ciudad a través de su río entre los años 161/169, dice: "Posesor, Procurator ad ripam Baetis"

En el siglo XVII, el ilustre poeta sevillano Juan de la Cueva, en su soneto 207, decía: "Plaga que ha salido de poetas a celebrar la inundación del Betis"; en alusión a la importancia poética que en lo negativo también ha sido nuestro Río para la ciudad.
También, el viajero y escritor alemán Hyeronimus Münzer, que viajó por la Sevilla de 1494-1495, en los albores de los Siglos de Oro Sevillanos,se refirió: "al pié de sus murallas hacia el Occidente corre el Betis, río caudaloso y navegable, que a la hora de pleamar crece tres o cuatro codos, llevando entonces el agua ligeramente salada, así como al bajar la marea tórnase dulcísima".
Otro viajero, Diego Cuelvis, en su “Thesoro Chorographico” subrayó la importancia y la grandeza del Río: "Esta ciudad está puesta a la ribera del rió Guadalquivir que se llamaba antiguamente Betis: que allí es tan ancho y hondo que pueden bien llegar junto a la ciudad grandíssimos navíos de quatrocientas y quinientas y más toneladas. Es uno de los más principales Puertos de España donde salen cada año grandíssimas armadas y navíos o Galeones para las Indias Occidentales..."


Y...¡ LA INCONTESTABLE SEVILLANÍA DEL REAL BETIS BALOMPIÉ !


No obstante, la revelación más sorprendente, y posíblemente más interesante de todas las alusiones a Betis, sería la que de nuevo nos dice Estrabón en su "Geografía" (46-45 a.C). Libro III,2,1:
Esto es, que "...Descuella ciertamente Hispalis, colonia también ella de los romanos. Después de esta ciudad, si bien su mercado continúa existiendo, por su renombre y por haberse y por haberse establecido recientemente allí como colonos los soldados del César sobresale Betis, aunque no tenga entre su población hombres ilustres". O sea, señores, que esto demostró la existencia de una parte de la ciudad llamada Baetis(=Betis) y, aunque pudiera ser la primitiva Triana (cosa no demostrada aún, pero que no importaría mucho al caso), historiadores de la talla de Mommsen, Húbner o Antonio Blanco Freijeiro, asumen las palabras de Estrabón. Por consiguiente, nos permitimos el lujo de insertar otra acepción al topónimo "bético" conocido (el "perteneciente a la antigua provincia romana, la Bética, que recibe su nombre dado por el río Betis, que la cruza"), la de "¡Perteneciente a un lugar llamado Betis, que compartió Sevilla con el nombre sevillano Hispalis !" Por esa regla de tres, Sevillano, Bético e Hispalense, serían lo mismo. ¡Esto sí que termina proclamando definitivamente la sevillanía de nuestro Real Betis Balompié! Además, el término "Baetis", supera en antiguedad a la palabra "Isbiliya" árabe, en nada menos que 750-760 años; de la cual derivaría el nombre actual de la ciudad.

Y termino, recordando la lírica de los siglos XVI-XVII, a través del mismísimo dramaturgo Lope de Vega, que pareció intuir la fusión verdiblanca de nuesto Río-R.Betis, con un:

"Río de Sevilla
¡cuán bien pareces
con galeras blancas
y ramos verdes ¡"

Feliz año del Centenario

Feliz año del Centenario

CRÓNICA TUYOSSIEMPRE.COM 

No solo Luís Fernández ha debutado con victoria en el Real Betis. Palmerín, mascota oficial del Centenario del Real Betis Balompié ha sido talismán en su presentación ante la afición bética en el Ruiz de Lopera. En un día muy emotivo, Palmerín ha causado gran furor ante los más de 40.000 seguidores que lo han vitoreado antes, durante y al finalizar el encuentro frente el Celta de Vigo.


La mascota salió al campo veinte minutos antes de que comenzara el partido y además de saludar al nuevo técnico verdiblanco, y a todos los aficionados con una vuelta al estadio, se atrevió a torear en la mitad del terreno de juego momentos antes de que saltaran los jugadores béticos, con los que se hizo la pertinente fotografía.


Durante el choque no paró de animar e incluso celebró el gol materializado por Rafael Sobis con los jugadores, como si fuera uno más. Al final, y tras la victoria del Real Betis, Palmerín festejó junto a los pupilos de Luís Fernández el primer triunfo de 2007.

El Centenario del Real Betis no ha podido comenzar de mejor forma. El día 1 de enero cerca de 5.000 béticos asistieron a la izada de la bandera del Centenario en el mástil del estadio. Y ayer domingo, en la presentación de la mascota palmerín, el Betis se imponía al Celta ante una afición que realizó un espectacular tifo de banderas verdes del Centenario y coreó el himno que ya se escucha por toda la ciudad. Hasta el propio entrenador, Luis Fernández, quedó asombrado del recibimiento que los béticos dieron al equipo. Enhorabuena a todos y a disfrutar del nuestro año, porque 1 siglo no se cumplen todos los días.

 

El Manquepierda y las lágrimas de Alfonso

El Manquepierda y las lágrimas de Alfonso

ANTONIO BURGOS 

Yo he visto en esta noche las lágrimas de Alfonso, manzanares de rabia con un viejo color, guadalquivires llenos de un verde de esperanza, que se quedó vacía, una flor sin olor. Yo he visto en esta noche a otros cien mil alfonsos, los que siempre esperaron, que es el verde el corazón, los que gritan a veces, y a veces en silencio, las lágrimas se tragan y sueñan, que es mejor. Ganar en la derrota es lo nuestro de siempre, crecerse en el castigo; de tripas, corazón.

Del fondo de los tiempos vinieron desde Utrera los viejos autobuses, y Gordillo, y Del Sol, y también Larrinoa, Urquiaga, Areso, Aedo, la Liga que ganamos y el gol al Palamós. Y vino el Iliturgi, la Balona Linense, con Portu y Vilariño, Tercera División, y el España de Tánger el domingo que viene, a este paso jugamos también la promoción, a este paso hasta El Chato, que de Moguer le llaman, alquilará gargantas que puedan gritar gol. Y Curro en sus periódicos, con un babi azulina, en plena calle Sierpes lo dirá en un pregón, que vienen en el Marca estas grandes hazañas que Romero Murube a un jazmín le contó.

Y aquí está don Benito y Pascual Aparicio, también Sánchez Mejías, aquel que mereció la más bella elegía que nunca le escribieron a un presidente bético, que un toro lo mató y vino García Lorca a decir en sus versos que nunca encontraremos un andaluz mejor.

Sigo viendo esta noche las lágrimas de Alfonso, la rabia, el viejo grito que en el aire quedó, el Betis manque pierda, y esta vez ha perdido, pero siguen los sueños, y ahora digo que no. Que ahora escucho los cantos de las llenas tribunas, las banderas de verde, de las yerbas de olor, de arrayán, yerbaluisa, de alhucema y Romero, el sueño de un capote que su Betis soñó. Y lloran las banderas con sus verdes colores, pañuelos las bufandas en esta noche son, como Alfonso en el césped, mis lágrimas me dicen, que sumo trece barras, la antigua conclusión. Que esto de ser del Betis, de sentir sus colores, de entender sus derrotas, es una religión, que Serra es oficiante y Madrid es un templo, y a órgano resuena la voz de la afición. Grita Betis, mi Betis, y alarga las vocales, y alarga el sentimiento, es más fe que afición, un sentimiento trágico de lucha con la vida, porque es siempre lo malo mejor que lo peor, de sacarle partido a la amarga derrota y hallar amaneceres en la puesta de sol.

Aquí ni el Rey de España, que es bético de cuna, que es hijo de una abuela que al Betis le salió,que a la vieja corona, en su silla de ruedas, con aplausos augustos viene a darle sidol... Aquí ni el Rey de España, mis señores del Betis, consuela a nuestro héroe, que Alfonso es vencedor del tiempo y del espacio en la yerba tan verde, pero a todos los béticos nos gana el corazón. Y siguen, tan corales, tan solemnes, los gritos, que dicen Betis, Betis, y suenan sin dolor, que suenan como siempre, a orgullo de ser béticos, el temple que los siglos le dan al perdedor.

Y nosotros, Alfonso, lloramos con tus lágrimas, y suenan en Sevilla, en la torre mayor. Veintiocho de junio, es víspera esta noche, del día de San Pedro, el que también lloró. Ya nos trae por las gradas, columnas y cadenas, uniformes, penachos, a la Banda del Sol, un bético, Rogelio, montañés de Heliópolis, lo conoces, Conejo: el hijo de Trifón. Y suben a la torre clarines de victoria, a llorar a San Pedro o a llorar la ilusión, no lo sé, que al magnolio que está frente a la Lonja, lo encuentro en esta duda, igual que tengo yo. Ya suben por las rampas, ya están en las campanas, se asoman a la torre, que parece un balcón, que parece la plaza, nuestra plaza de toros, el chiquero, el tendido, las seis en el reloj, y el balcón torilero con sombrero de alancha, clarín a lo divino que se oye desde el sol parecen estas lágrimas, tan béticas que suenan, ¿son de Pedro, del Betis? Rogelio, ¿de quién son? ¿De Alfonso, de Esnaola, o del otro Rogelio, el que dijo a Iriondo "no corro, que es peor, que corren los cobardes y el Betis victorioso sabe templar despacio, belmontino, el balón"?

Ibas a florearlas si hubiéramos ganado. Y la estás floreando, clarín, Banda del Sol, una luz en la noche, cohetes en Triana, rezos en San Lorenzo, porque aquí quien venció fue el Betis sempiterno, la Giralda más fuerte.

Los hombres sólo lloran si tienen corazón.

Vuelven, Betis, las viejas banderas del setenta y siete

Vuelven, Betis, las viejas banderas del setenta y siete

MANUEL RAMÍREZ FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA 

10 de junio de 2005. Será día, niño, este de hoy, para juntar todas las emociones y apretarlas en un haz con las manos como se aprieta el romero en tardes de albero y de gloria; día en el que las viejas banderas de aquel año del setenta y siete del siglo pasado vuelvan porque nunca se habían ido del todo; día éste en el que la marcha verde, blanca y verde va camino de Madrid, con la misma fe y el mismo entusiasmo con que se iba, carreterita y manta, a Utrera, para conquistarla de nuevo y, qué casualidad, hacerlo en el mismo campo donde las lágrimas de entonces fueron de alegría y de emoción.

También, porque todo se hace sentimiento en su leyenda, cuando hubo que ir, y se fue, a campos de polvarea y hasta para sufrir, que es algo que acentúa la fe en verdiblanco, siete años, como las siete plagas de Egipto, en Tercera y, cuando muchos pensaban que allí acababa su leyenda, fue allí, precisamente desde los sótanos de las clasificaciones, donde naciera ese manquepierda, que no es blasón de pesimismo sino de la capacidad de volver a la vida de un club al que no había forma de quitarlo de en medio y hasta convertirlo en el también soñado manquegane.

Hoy será día también, en el que se acumularán en verdiblanco todos los recuerdos del ayer que sólo se supieron por la tradición oral de los que se fueron para siempre para que las nuevas generaciones vayan entendiendo qué es, qué significa, qué representa y qué se puede esperar de un Betis, lo mismo el todo que la nada: puede ganar una Copa, esta noche se verá, después de haberse metido en la Champions para que los béticos más jóvenes empiecen a entenderlo, aunque nunca llegarán a comprenderlo, tanto si sale cara o cruz en toda su historia, y los mayores le expliquen que la mejor manera de comprenderlo es quererlo. Quererlo con Copa y más, todavía, sin ella.

Del Balompìé

Del Balompìé

DISCÓBOLO 

El caso es que yo soy del Balompié.

Soy de aquellos chavales, muchos de ellos hijos de militares y que, a su vez, estudiaban en la Politécnica para prepararse para la carrera militar. Soy de aquellos chicos, algunos casi niños, que se sintieron fascinados por un deporte que venía de Inglaterra y al que se conocía como foot-ball.

Sí, soy del Balompié.

Soy de ese grupo en el que se mezclaron tantos hermanos que parecía un encuentro familiar. Soy de los Hermosa, de los Castillo, de los Cascales, de los Wesolousky, de los Gutiérrez. Y también soy de sus compañeros y amigos, de Moreno, de Añino, de Ramos Asensio…

Soy del Balompié.

Soy de esos muchachos que se empeñaron en buscar un nombre diferente para el nacimiento del algo diferente, que en el verano de 1907 empezaron a jugar en el Huerto de la Mariana, que se autodenominaron “España” y, muy poco tiempo después, “Sevilla… BALOMPIÉ”.

Poco podían imaginar aquellos chavales que empezaban a darle patadas a un balón que aquel equipo que formaron a finales de 1907 iba a generar emociones y sentimientos, historia y leyenda… ¿Como iban a imaginarlo? Ellos tan solo querían jugar al balompié… pero hicieron mucho más que eso. Mucho más.

Por eso soy del Balompié.

Porque aquellos chicos se convirtieron en los primeros campeones de Sevilla, en el centro del cariño de mucha gente, en un referente del foot-ball… mejor dicho, del balompié… porque en aquellos años el Balompié se impuso al Foot-ball.

Y hay más motivos por los que soy del Balompié. Muchos más.

Lo soy porque a uno de aquellos chavales le debemos los colores verdiblancos y a otro le debemos el escudo de las trece barras. Manuel y Enrique, gracias. Lo soy porque uno de los que llegaron pocos años después, fundador por cierto del Español de Cádiz, se convirtió en un referente y en una leyenda. Herbert Richard, gracias. Lo soy porque aquel grupo de chavales se convirtió por siempre en el alma de mi equipo, hasta el punto de que en 1924, ya padres de familia y militares de carrera, volvieron a implicarse en la directiva del club para reflotarlo. Gracias, Jacinto, Edmundo, Juan y muchos otros.

Gracias por haber fundado el Balompié. Gracias por haber iniciado nuestro camino.

Un Balompié que en 1914 cambió de denominación para tomar un título de Real y el nombre de Betis del equipo al que absorbía, pero al que todos siguieron conociendo por su nombre hasta que en los primeros años treinta empezó a utilizarse más la otra parte de nuestro nombre, igualmente hermosa y simbólica. Betis y Balompié, Balompié y Betis. Porque lo bueno se escribe con una b. Y lo que es bueno y bueno, con dos.

Pero yo, cuando cierro los ojos, siempre veo aquella fotografía con ese grupo de chavales sonrientes, ilusionados, deportistas. Ese grupo que mira a la cámara sin saber que miles de ojos les mirarán a ellos durante cien años para darles las gracias; gracias por haber creado algo que nos hace sentir algo que a veces ni entendemos. Y mientras mantengo los ojos cerrados veo ese escudo plasmado en un Libro de Cuentas, ese escudo donde aparecen las palabras “Sociedad Sevilla…” y que en su centro, de forma destacada, dice quienes somos… “BALOMPIÉ”.


Y en esos momentos, con los ojos cerrados, entiendo que soy del Balompié.

Del Real Betis Balompié.

"La marcha verde" (II)

"La marcha verde" (II)

ANTONIO HERNÁNDEZ 

Esos y los béticos, siete años en Tercera sufriendo el calvario y con más moral que Luis Uruñuela. Qué tiempos aquellos, compadre. Con Franco eramos más sufridos. Me acuerdo que una vez fuimos a jugar a Utrera y hasta en patín se desplazaron béticos al pueblo de la Fernanda y la Bernarda. Treinta mil béticos, sin contar los otros treinta mil que eran de allí, todos como la madre cabal del juicio de Salomón, a ver de quién querían el triunfo. La marcha verde fue aquello, en camiones, en bicicletas, a pie, en carros, como en la vendimia de. una finca infinita.

Yo, por entonces, era un tapón de alberca, un chavalillo, un aprendiz de bético. Y recuerdo que me dijo mi padre como si le estuviera hablando a un hombre: Ponte la blanquiverde, trinca la bandera y móntate en el Balilla, que ya vamos a estar donde la Virgen de Consolación. Fuimos mi madre, mi abuela Encarna, mi padre, mi tío Juan, mi hermano y yo, más contentos que unas pascuas, y, aun así, como piojo en costura, metimos en la caja de mixtos a dos béticos más que iban andando. Andando iban muchos más, cientos de béticos y de béticas en hileras, como a una romería. Béticos con sombreros, destocados, en alpargatas, con botas, sin camisa, en traje corto. Y béticas hasta vestidas de gitana..."

...Que sí, compadre, lo que yo le diga: a ver, ¿quién es el equipo que ha puesto la verdiblanca más lejos? Dentro del Continente, el Betis, que llegó hasta Tibilissi....De la bandera no hablemos. La bandera, porque es la de Andalucía, lo dice todo en su lema: por sí, por España y por la humanidad. Igualito que la del Sevilla, que es por sí, por Los Remedios y por el barrio de Nervión. Es, que no llega a Triana. Y, compadre, esta sí que es una palabra mágica. Decir Triana es como decir cielo, como decir Dios, como decir Betis...

Y la Esperanza de Triana, esa Virgen tan guapa y tan gitana que le pone a media Sevilla el corazón en un puño cuando sale el Viernes Santo y trae a la tierra un pedazo de cielo. A la otra media se lo trae de chiripa la Macarena, pero lo que le trae no es un pedazo, sino una mijita, una hebra, porque todos somos hijos de Dios. Y no es que yo diga que la Macarena es menos Virgen, sino que los sevillistas la disminuyen. ¿Dónde están los toreros, los saeteros gitanos, las cupletistas de tronío y las mariconas graciosas sino en el Puente? ¿Dónde Curro Romero, Curro Malena, Marifé o la Esmeralda? Al lado de su Betis, o sea, con su Esperanza, ojos de balloneta, cosas de mujer, mezcla de madre de Dios y madre de los hombres. Esperanza, guapa, guapa y guapa, le decimos, compadre, que usted lo ha visto, borroso todo por las lágrimas...

Homenaje a Fernado III el Santo (757 años de beticismo)

Homenaje a Fernado III el Santo (757 años de beticismo)

"Soy yo, Fernando. Bueno, vuecencias me conocen por Fernando III El Santo. Vine a Sevilla hace 757 años, y aquí me hice bético, y me alcanzó la muerte terrenal. Mi tumba es facilmente reconocible... tiene entre dos ángeles un gran escudo de plata... ni que decir tiene a qué escudo se asemeja...

Debo reconocer que este año estaba siendo un tanto pesado. Nada tengo yo contra el otro equipo de mi muy amada Sevilla, pero siempre he sido temeroso de Dios, y la soberbia es el peor de los pecados capitales. De ahí que contemplase con cierto hartazgo la importancia que se pretendía atribuir un señor leguleyo por cumplir 100 años. Comprenderán que cuando uno ha cumplido 100 años ocho veces contempla con complacencia esos primeros centenarios; no obstante, no entendía porque se le daba más importancia a ese digno acontecimiento que al 500 cumpleaños de la magna Universidad hispalense o al 400 cumpleaños de esa joya de la literatura que escribió muy cerquita mía, allá en la Carcel Real, Don Miguel.

Aún así, debo reconocer que nada hubiera hecho si la celebración de ese cumpleaños no se hubiese hecho intentando minusvalorar al equipo de mi corazón, el Betis Balompie, con el Real por delante, que alguna mano tenemos que tener los Reyes. Como iba diciendo, como patrón de Sevilla estaba feliz por el cumpleaños de la mitad de mi ciudad, pero contemplaba inquieto como se pretendía acogotar a la otra media que, además, se viste de verde como un servidor.

Lo que ya hizo relinchar a mi fiel caballo (que por si alguien lo dudaba, también es bético) fue la proclamación del leguleyo antes indicado como "el hombre más importante del mundo, después del Papa". Hombre, gracias. Trabaje usted 757 años para ésto. En fin. Pero he de reconocer que mi caballo se quiso bajar del pedestal y colgar las herraduras cuando supimos que nos habían puesto en lugar destacado de la Portada de la Feria... que el señor antes indicado iba a aprovechar para seguir ninguneando a mi querido Betis.

Y no pude más. Lo siento, de verdad que lo siento. Sé que el enojo es otro pecado capital. Sé que como Santo no debería caer en ésto. Pero no pude más. Y tuve que ponerme un pequeño broche con el escudo de mi corazón; una cosa modestita, sin molestar, pero que al menos sirviera para aliviar mi pesar. Por cierto que unos buenos amigos han cargado con la culpa de esa pequeña travesura de un servidor, quedando para la historia que el escudo fué puesto por personas, cuando en realidad fue puesto por ángeles (veréis, aquí arriba tengo tropas leales).

Pero lo peor vino después... porque como ustedes dicen, "le cogí el gustillo". Comprenderán que un servidor, que durante muchos derbis había impedido a su propio equipo una victoria, como acto de humildad y contricción, este año no iba a contenerse, no fuera a ser que me quitaran del pedestal para poner una estatua del "hombre más importante del mundo". 1-0. Y empezaron a visitarme. Y ay, le seguí cogiendo el gustillo. No saben ustedes lo aburridas que son las noches, salvo en Semana Santa. Y eso de que vengan a visitarlo a uno la gente joven, pues alegra, la verdad.

Así que, sin que el Jefe me pusiera muy mala cara (no, no voy a decir que sea bético, porque me edita el post... pero bueno... ya me entendéis) cuatro días después me dí una vueltecita por Bilbao. Y cuando volví, ya estaba otra vez la Plaza Nueva "acolarsá" (éste es un término castellano-viejo que no sé si vuecencias conocerán). Y claro, estas cosas son como el buen yantar: que envician. Ay, cuanta penitencia voy a tener que pasar...

... Porque he de reconocer que luego estuve en Mallorca. Y lo peor de todo, que esa misma noche me dí una vuelta por Nervión y, por primera vez en mis ocho siglos, le eché una manita al Málaga (que el Jefe me perdone); manita celestial, se entiende: que nadie me busque ahora para preguntar por primas, que solo de primos entiendo. Y otra vez que vinieron a visitarme... y el Jefe ya se empezó a enfadar, pero a base de bien.

Claro que tuve suerte. Porque San Fermín, entre ustedes y yo, ya está bastante premiado con la fiesta que le montan todos los meses de Julio, y a mí me habían quitado el día de mi Santo como fiesta local... así que el Jefe miró para otro lado el 11 de Junio. Y me dí un paseito por Madrid. Ay, como me hubiese gustado poder ser yo el Rey que entregase esa Copa... pero bueno, no me puedo quejar. El resto de la historia ya la conocen vuecencias: Otra visita esa noche, otra al día siguiente, y otra... debo haber rejuvenecido 300 años por lo menos.

En fin, espero que nadie se sienta ofendido por esta confesión. Amo mucho Sevilla y a los sevillanos, pero que quieren. Uno se hizo bético al llegar, y ese veneno lo llevaré siempre en la sangre. Confío, eso, sí, en que la "Federación de Peñas Sevillistas San Fernando" no cambie su nombre por lo aquí expuesto, y menos por lo último que he de confesar.

Porque he de decir que, aunque nadie haya reparado en ello, cometí una última travesura. Verán, yo es que nací en Zamora... y el equipo de mis orígenes vino por aquí para jugar una eliminatoria para ascender a 2ª división contra un filial de la ciudad... y bueno... es que la tierra también tira, ustedes sabrán perdonarlo.

Ya voy, Jefe, ya voy... la que me va a caer"